sábado, 27 de abril de 2013

ENSAYO SOBRE MÍ


ENSAYO SOBRE MÍ

            Debo confesar que esto me resulta más difícil de lo que creí en un principio. Y esto se debe principalmente al hecho de que no me gusta que mis palabras contradigan mis hechos e incluso palabras anteriormente dichas.
            Es así como, estoy obligado a decir lo que creo que soy, aun a riesgo de pecar de engreído en algunos casos y de humilde en otros.
            Y es que lo que se cree, se cree y punto, y decir lo contrario seria un acto de hipocresía. Solo se deja de creer en lo que se cree, en el momento en que se te convence de lo contrario.
            Pero en fin, vayamos de una vez a este engorroso pero a la vez interesante asunto de autodefinirnos con honestidad.
            Me considero honesto sin llegar a la santidad. En nuestra sociedad se me pudiese catalogar como una persona “excepcionalmente honesta”, pero en la realidad solo soy lo que todo el mundo predica como lo que debe ser, mas en la practica solo pocos practican.
            Me considero inteligente, si así podemos llamar a la capacidad de interpretar el entorno y las personas, aprender de ellos, retener sus enseñanzas y retransmitirlas, ya sean captadas a través de un texto, la voz hablada, los medios,  las sensaciones o las experiencias.
            Soy sensible al dolor y a las alegrías ajenas y propias, ya sean estas personas, animales o plantas, aunque a veces no logro demostrarlo. Creo en la igualdad sin excusas y en la verdad como la “varita mágica” para la felicidad.
            Soy desordenado y descuidado a pesar de que me gusta el orden y el cuidado.
            Amo las herramientas tecnológicas pues ellas son un mecanismo mucho más eficiente para trasmitir nuestros sentimientos e ideas sin respetar fronteras ni creencias.
            Creo en Dios, pero me debato en comprender que es exactamente Dios, pues me niego a creer en lo que dice la iglesia sobre Dios y lo que él quiere o no, pues la iglesia no es ejemplo para nadie; las cruzadas, la inquisición, el silencio ante el genocidio nazi, ante el hambre del África la hacen la institución mas criminal de todos los tiempos. Así pues, no es la iglesia quien ha de forjar mi concepto de Dios, y es así también, como debo sacar mis propias teorías y conclusiones sobre lo divino y lo terrenal, hasta lograr que mis creencias convivan en armonía con mi alma.
            Confió en la gente, mas estoy preparado para su traición. Estimo al amigo y su deslealtad no hace dejar de creer en la lealtad.
Creo en el amor. Creo en él como algo más que una palabra o un cliché publicitario. Creo en él como la fuerza más terriblemente poderosa con la que mi cuerpo haya podido tener jamás contacto. Fuerza esta tan grandiosa que es capaz de levantar una pirámide en un día como de destruirla en un minuto.
            El amor transforma, embellece, aromatiza, endulza,  eleva y construye… pero también puede transformarse en la fuerza más destructiva si lo manipulamos inadecuadamente, si trastocamos sus componentes hasta trasformarlo en odio.
            Mi imaginación hasta ahora no pareciera tener límites. Puedo recrear en mi pensamiento en pocos segundos, desde una sonrisa que esta por aparecer en un rostro ajeno, hasta mirar a los ojos de una dama y pasearme por el hipotético futuro donde me recreo en su cuerpo para luego acariciar su barriga llena de genes batallando por el dominio de las características de una criatura que nos hará reír y llorar. Puedo en instantes mientras usted da su clase, trasladarle al lugar de los acontecimientos de su narración, y verlos con detalle hasta el punto de formar el criterio que generará la respuesta que he de darle, y recordarlo luego como un hecho sucedido ante mí. He sido, juez, ministro, alcalde, presidente, he transformado las instituciones, he hecho justicia, he gobernado como deseo que gobierne un gobernante, y todo esto ha sido sencillamente gratificante… Solo lamento que “por ahora” solo sea en mi imaginación…
            Soy tenaz y terco cuando me propongo algo, y puedo incluso a ser radical e intolerante. Soy volátil e impulsivo cuando me siento agredido injustamente. No tolero ni el machismo ni el feminismo, pues considero que ambos son muestras de discriminación, y la injusticia me parece la más aberrante actitud humana.
            Me quita el sueño la idea de transformar las cosas, de arreglarlas y creo firmemente en que llego la hora de de darle vacaciones a los políticos y de que el ciudadano común asuma realmente el poder de recuperar la sociedad que nos han arrebatado, liberados de las estructuras partidistas que obligan a la ineficiencia, a la corrupción, al desorden y a la anarquía. En otras palabras, creo en un hombre libre para forjar su destino y el de su entorno con verdadera justicia e igualdad.
            Esta forma de ser me ha hecho cometer muchas “locuras” que han terminado siendo gratificantes triunfos o amargas decepciones. Nunca he dudado en disculparme al percatarme de algún error cometido, pero me esfuerzo intensamente en no cometerlos.
            Adoro a mis hijos y los considero los verdaderos dueños de la mitad de mi corazón, pues la otra mitad aún pertenece a una dama hasta que le sea arrebatado.
Me han sucedido las cosas mas insólitas que le puede suceder a un ser humano, casi pudiera decir  que esas cosas solo le pasan: “el pato Lucas  y a mi…”, sin embargo, y a pesar de lo terriblemente dolorosas que han sido en muchas ocasiones, han sido la escuela que me ha preparado para la vida.
Me considero “solucionador de problemas” pues para todo tengo al menos una propuesta, aunque cuando se trata de los míos, la cosa no me resulta tan fácil.
Soy un comunicador, y estudio para tener el papel que así lo valida ante la sociedad. Siempre he abogado por mí y por quienes me rodean cuando tienen la razón, y por ello pudiese igualmente optar por otro papel que así lo certifique.
A veces soy sabio, a veces poeta a veces loco, a veces dulce como la amabilidad, a veces tan amargo como pudiese resultar una verdad.
No quiero fortunas para comprar felicidad, solo quiero dinero para embellecer y asegurar su permanencia.
Me gusta la vida y me gusta vivir, pero no le temo a la muerte. No callo ante lo que me parece injusto, pues el silencio ante la injusticia puede llegar a ser una muerte en vida. Si he de morir por mis palabras algún día, pues que así sea, pues prefiero Morir viviendo a vivir muriendo.
Cuando pienso en mi, pienso en todas estas cosas intangibles como la felicidad, el amor, el odio, la verdad, la mentira, y no consigo otra forma de describirme que no sea esta, dejando para ustedes la decisión independiente y particular de establecer cuales pudiesen ser mis virtudes y cuales mis defectos, pues a la final todo resultará relativo.

                                                                                   Angelino Santana

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