sábado, 27 de abril de 2013

Los errores merecen una poesía


Los errores merecen una poesía

El nombre parece pretender un asunto universal, pero no lo es. Es intensa y particularmente personal.

Pero, ¿no es lo personal el punto de partida de lo universal? Platon, Shakespeare, Borjas, Neruda, Coelho, Zarraga o Nietzsche acaso no hicieron universales sus particularidades para descubrir lo común de sus originalidades?
Siendo así, cada vez que tocamos nuestras particularidades, tocamos un mundo de espejos que reflejan la similitud de repetidas originalidades, haciéndolas de este modo, universales. O mejor dicho, mostrándolas en esencia como asuntos propios del universo y no exclusividad.
Reacio a lo cercano, comprometido con la independencia y sobre todo la libertad, negado a toda agresión espiritual, por considerar esta su única debilidad física… Entregado a sobrevivir con el aliento de la sangre descendente, amando un recuerdo con tal intensidad que el presente parecía irreal y carente de credulidad…
Así, así llega a mi vida, suavecito… tal como la canción de Arjona. Sin duda escrita para mi, aun sin saberlo…
Perfecta espiritualmente. Al punto de hacerme ignorar su imperfección física… Honesta, limpia, transparente, suave, ardiente y llena de conversaciones para las cuales la noche se hacia corta.
¿Como no amarla? ¿Cómo si respiraba amor? ¿Cómo si saboreaba mis defectos? ¿Cómo si dormir a su lado era el mayor de los placeres, oler su piel era como afrodisiaco y hacerle el amor era hacerme el amor?...
Imposible… y fue así como transferí mi amor inconcluso con valor agregado, a esa dama que ocupaba cada segundo de mis días, al punto de descuidar cualquier otra cosa que no fuese su amor mismo.
Escribir todo lo que sucedió después era mi intención, pero, al leer lo que causó, me parece cruel destruirlo. Aun siendo total y absolutamente merecido. Aun siendo un atentado de su parte contra lo que creó irresponsablemente, sabiendo su incapacidad para sostener cualquier cosa hermosa entre sus dedos. Tenacidad sin límites para destruir con tanta cizaña, con tanta reiteración, crueldad y cinismo lo que creó con tanta suavidad…
Creó un campo de minas, envenenó el agua de la fuente de nuestro futuro, causó heridas tan profundas y tan marcadas, cuyas cicatrices duelen y son inmunes a cualquier cirugía…
Pero no bastó. Infecto el pasado, el presente y el futuro del peor de los veneno que pueda respirar cualquier humano… La mentira.
Universal como el engaño, cruel como la traición y particular como el dolor…
Así termina esta historia a partir del dolor, con el único consuelo posible que evita enlodar su belleza inicial: “Olvidar lo que no queremos recordar y recordar lo inolvidable…”

Para quien atrapó mi amor, solo para desquitarse de la vida…
11-11-2012
11:11 pm

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta con libertad...