Angelino Santana
lunes, 4 de noviembre de 2013
lunes, 1 de julio de 2013
Y llegará el momento…
Ese momento en que nadie ha de creer en mis
palabras porque ya no serán para los demás, serán para mí.
Momento en
que el entorno, las opiniones, la familia, el dinero e incluso el amor queden
solo como un recuerdo, en tanto me enfrento acaricio, abrazo y desecho;
recuerdos. Buenos y malos, tristes y alegres, pero en ese momento solo míos. Sin
importar la opinión, sin importar nadie. Momento en que seré yo contra yo o yo
y yo, solo pensando… entre sonrisas perdidas con color de locura.
Momento en
que la muerte es apenas un invitado al cual esperamos sin prisa pero sin
sorpresa y a su llegada, pues, será tan solo como queramos que sea, y así la
tomaré, tranquilo y sin testigos, sin lágrimas y sin arrepentimientos. Tan solo
tomarla y dejar que sea lo que le venga en gana ser, y si es mala, pues ya
bastante mala propaganda tiene como para sorprendernos y si es buena, pues será
como en las películas bonitas… o mejor. Total, esa ya no me importara, de hecho
ya no me importara nada y… se puede ser más feliz que siendo absolutamente
desinteresado y despreocupado?...no.
Bienvenida el
día que llegue y las lágrimas, pues las lágrimas serán para los que queden…
total, ya les llegara su día…
domingo, 26 de mayo de 2013
No siempre las historias son bonitas…
El triunfo del engaño…
El que
engaña lleva las de ganar… Si, ciertamente sí.
Tras cada
mentira hay un “hice lo que me dio la gana”, no importa el dolor como huella
bajo nuestras pisadas, el llanto en silencio de la víctima, el desgaste de las
almas palidecidas ante la impotencia, el vacío en el estómago, las ganas de
llorar contenidas y las miradas llenas de una mezcla de reproche, resignación y
sobre todo de un ahogado ¿Por qué? que
resuena en las entrañas del infortunado, al punto de que casi pudiese
escucharse con mirarle a los ojos.
Dícese que
el engañado es el último en enterarse del engaño, mas tal vez no es así… Tal
vez prefiera el silencio ante la alternativa de dejar en evidencia su
conocimiento del hecho y siendo así, verse obligado a renunciar a alguien a
quien no quiere renunciar, tal vez en la esperanza de un cambio que no vendrá…
Es así como
quien engaña reafirma su creencia de que su viveza
siempre sale victoriosa, aun quedando al descubierto, porque sus encantos
siempre han de lograr el “perdón”, no para cambiar, si no para repetir una y
otra vez su juego del amor, sin importar si el amor está de por medio, porque a
la final lo importante es el juego.
Su víctima, después
de todo, como tantas otras veces estará allí, sentado a la espera de su
verdugo, quien ha de venir una y otra vez, cada vez que se canse del juego y
necesite del amor…
Y ha de
vivir el engañado con las migajas que le arroja el carcelero de sus esperanzas
y ha de transformarlas en delicioso majar, aderezado más por lo que siente y
entrega que por lo que recibe…
Nada de esto
importa a quien engaña. Siempre habrá a quien engañar, pues sus habilidades
crecen día a día aunque inexorablemente su cuerpo y su alma vayan deteriorándose.
Cada día
encontrará más juegos y menos amor, más cuerpos, menos almas, más diversión, menos
alegría…
Sus víctimas
cada vez serán más fugaces, pues no les gustará su reflejo en los distorsionados
espejos, que cual almas errantes, rodearan más y más al otrora artista del
engaño y la traición…
Y llega el día
en que mirará atrás en busca de lo que le sobró y de lo que ahora carece y solo
verá rostros compasivos que por instantes la observaran, sonreirán tristemente
como dando las gracias por no haberlos amado.
Ha de mirarse en el espejo y ver un
cuerpo desgastado cuya única belleza podría reposar en los ojos de alguno de
los seres que la amaron, pero que ahora solo esquivan su mirada suplicante.
Solo existen huellas en una piel que entrego por muebles que ya están viejos y
rotos, dinero que ya se gastó, flores que ya marchitaron y joyas que ya no
embellecen…
Pero ese hombre, esa mujer que
engaña, volverá a engañar. Pero esta vez habrá de engañarse a sí misma, a sí mismo.
Y así, tomará a alguien más, ya no para jugar, ya no para sentir el amor, ahora
para evitar la soledad. Esta vez no podrá escoger. Ha de tomar no lo que quiera
sino a quien la acepte. Un alguien que tal vez la tome por las mismas razones y
como resultado del mismo comportamiento.
Piel no deseada a cambio de la piel
que solo fue deseo…
Estigma ineludible del que juega con
el amor, porque el amor no está hecho para causar dolor, así como no lo está el beso para la traición ni la lagrima para la
mentira…
El engaño causa dolor, parte el alma
pero no la destruye. Al engañado le basta con mirar al frente y encontrar una
sonrisa. El que engaña solo puede mirar atrás, pues al final, no le gustará lo
que tiene por delante…
viernes, 17 de mayo de 2013
CIUDAD
ENFERMA…
Una verdad vigente.
Angelino Santana
La película
MAD CITY, considerando el año de su producción (1997) trata un ángulo del
periodismo si se quiere novedoso para esa fecha, pues pone en tela de juicio la
ética periodística cuando el trasfondo de la noticia está condicionado por las
grandes empresas trasnacionales de la noticia y la libertad editorial es solo
una utopía.
Narra una
situación hasta cierto punto fortuita, en la que el personaje central, Sam,
brillantemente interpretado por Jhon Travolta, sumido en una crisis generada
por la pérdida de su empleo y ante la carencia de alternativas en un sistema
capitalista y carente humanidad, recurre al único método que su ingenuidad
agravada por una evidente inestabilidad emocional le proporciona: intentar
infundir miedo para obtener por la fuerza lo que sus suplicas no lograron, o
sea, recuperar su empleo.
La presencia
accidental de un periodista en el lugar de los hechos Brackett, en una
actuación sobria como de costumbre de Dustin Hoffman, desencadena una serie de
acontecimientos en los que se ven enfrentados sentimientos contra intereses y
en la que periodistas se debaten entre ética y rating, verdad contra efecto y
justicia contra dinero.
Todo esto
llevado a la pantalla de una forma
magistral en donde la selección del reparto cubrió las expectativas ante tan
interesante trama, apoyados en un vestuario, iluminación y sonido que nos
atrapa en un espacio muy bien trabajado que nos permite “sentir” el clima de
tensión que refuerzan los actores, efectos de sonido por momentos estresantes
(ring del teléfono, disparos accidentales) sin dejar de devolvernos la calma
con las escenas siguientes cargadas de humanismo y sensibilidad.
La
fotografía muy bien lograda, nos permite captar, sin perder el plano principal,
todo un entorno rico en símbolos, acordes en su totalidad con el tema como el
caso del bailarín como haciendo circo de una tragedia, los disparos que
alcanzan a la figura del indio como en una “repetición de su historia”, la
inocencia y juegos de los niños detrás de una escena cargada de tensión o los
comerciales de café tras una transmisión en vivo de un tema alarmante.
Dirección
artística que a fuerza de actuaciones logra una mezcla equilibrada entre
crudeza y subjetividad e incluso nos muestra una atracción sexual entre
personajes trastocada por el amor al poder y de cómo, y apoyados en el
maquillaje, transforman gradualmente la apariencia de la inocente sencilla y humana Laurie, (Mia Kirshner) la
misma que abandona el trabajo para socorrer al guardia herido Lou (Robert
Prosky) en un hermoso, ambicioso e incluso despiadado personaje.
Una historia
de poder y de intereses, en donde nada se antepone al dinero. En donde la
noticia mueve y genera millones. En donde el periodista no destaca por sus
conocimientos ni su objetividad si no por su encanto, su personalidad
comerciable y su pragmatismo.
Vigente sin
duda, al mostrarnos un público, una mayoría, un pueblo, manipulable casi al
100% y cuyas opiniones solo cuentan como estadística para que las empresas de
la noticia sepan en qué sentido guiar su manipulación y transformar el dolor,
la compasión o la indignación en papel moneda verde.
Un Film que
no solo deja un valioso aporte a la historia del cine, sino que nos permite
reflexionar sobre el papel del comunicador social, dándonos la oportunidad de
vernos en ese espejo de manera crítica, reevaluar nuestras metas y entender que
nuestra misión es precisamente evitar que este aberrante concepto del
periodismo siga avanzando, pues nos trasforma en peones de la mentira,
desacreditándonos ante el mundo, al punto que tal vez un día ya no solo no
seamos necesarios sino que sea una necesidad erradicarnos de los medios, pues
nos habremos convertido en el punto de referencia a ignorar.
Ficha técnica
Género
|
|
Título
Original
|
Mad City
(El Cuarto Poder)
|
Director
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|
Dirección artística:
|
Ben Morahan
|
Diseño de producción:
|
Catherine Hardwicke
|
Fotografía:
|
Patrick Blossier
|
Guionista
|
|
Protagonistas
|
|
Año de
producción
|
1997
|
Duración
|
115
minutos.
|
País
|
Estados
Unidos
|
Productora:
|
Punch Productions, Arnold Kopelson Productions
|
Efectos especiales:
|
Bryan Smith, David P. Kelsey,
Randy Cabral
|
Historia original
|
: Eric Williams, Tom Matthews
|
¿Cultura ecológica?
Angelino Santana
No hay ente,
gobierno, empresa ni individuo que no hable en algún momento de su vida sobre
la cultura ecológica que debe prevalecer. Más aún, si para el momento se
encuentra un micrófono o una cámara delante de sí…
El hecho es
que tal cultura no existe. El tema ambiental nos parece “aburrido”… y solo lo aplicamos como tarea escolar, discurso del
día del ambiente o cuando la pestilencia de la basura nos asfixia, el químico
derramado nos enferma o el rio que nos daba agua se seca…
No, tal
cultura no existe más que en unos pocos solitarios que ven más allá de sus
narices. La cultura ecológica apenas debe nacer, para luego crecer y madurar
justo cuando estemos al borde del colapso.
Solo así,
viendo el daño, palpable, tangible, peligroso, ineludible.
Y es que ese
es el problema. La contaminación no se ve, al menos no a corta distancia. Es un
enemigo invisible y lo que no se ve no se teme. Ojos que no ven, corazón que no
siente. Hacemos “cultura ecológica” al sembrar un árbol, pero arrojamos basura,
talamos, quemamos y envenenamos el agua. Hacemos a los ojos de la galería
“ecología” más ciertamente no somos lo que pretendemos.
La
prevención… mil veces sugerida, legalizada, promocionada, pero al igual no la
practicamos. ¿La razón? La misma: ¿Prevenir qué? ¿Lo que no vemos? ¿El
futuro?.. No, no estamos educados para eso. Lo nuestro es la inmediatez, el hoy
y para mañana lo único que parece importar es el capital acumulado. Nada que
ver con el entorno, el aire, el agua, la belleza o el amor. Después de todo,
con dinero podremos comprar todo eso… ¿Pero es así? Obviamente no, pero no
importa, eso es el futuro y yo tal vez ya no estaré allí…
Panorama muy
pesimista el planteado sin duda, pero no menos cierto.
¿Quién
podría dar vida a esa criatura no nacida llamada cultura ecologista? Pues el
lápiz. Solo el lápiz, en la mano adecuada, orientada en la dirección correcta,
con los argumentos, creatividad, ingenio y la capacidad de hacer visible lo
invisible. Ese lápiz en las manos del
periodista, del comunicador social, del artista, del creador, del publicista,
creando tragedia ante la muerte de un árbol, demandando ante la contaminación
del agua, desenmascarando al político, al empresario, al individuo que atenta
contra la vida.
Solo ese
dueño del lápiz, transformando la página de sucesos en descripción de muerte,
pero no la del humano contra humano, del humano contra la humanidad. Contra el
ambiente.
Solo el
lápiz, solo él puede escribir una historia, de un planeta en donde exista
“Cultura Ecológica” donde la vida no sea el presente sino el futuro.
15/05/2013
domingo, 12 de mayo de 2013
DALTONISMO INTELECTUAL...
DALTONISMO
INTELECTUAL...
Nuestro
maravilloso cerebro tiene la capacidad de ver más allá de lo que se muestra
ante nuestros ojos.
Así mismo,
podemos captar mensajes de voz, cuyo significado es diametralmente opuesto a su
contenido literal. Es el caso de la mentira, el cinismo, la hipocresía, la
incredulidad, la duda...
En otros
casos, lo que está ante nuestros ojos, lo que llega hasta nuestros oídos, es
tan claro que no deja posibilidad a la duda o a significados ocultos.
Hago esta
observación tratando de comprender que ocurre en el cerebro de las personas,
que aun viendo, por ejemplo, el color rojo intenso de la sangre, sintiendo el
calor que emana y el sonido de su recorrido cual rio en lecho empedrado, aseguran con intensidad e incluso furia, que
aquello no es sangre, que además es gris, frio, rígido... Sin duda debe ser una
intensa lucha intelectual entre lo que es obvio y lo que se quiere creer, aun
sin ningún asidero comprensible. Una especie de "Daltonismo intelectual"...
Todo el
fenómeno Chávez, ha sido sorprendente no solo a nivel nacional si no que ha
llegado a los rincones del planeta jamás soñados. Pero no me refiero solo a lo
que hizo en vida, me refiero además al fenómeno “post mortem”.
No hace
falta que describa lo que sucede en el país, no es necesario que narre las
lágrimas, los gritos de dolor, las promesas de cumplir sus sueños, no es
necesario decir que 8 millones de personas llorando son muchos litros de dolor…
Idolatría,
fanatismo, estupidez, ignorancia… esos son los adjetivos que estas personas, al
parecer infectadas con lo que se me ha ocurrido denominar “Daltonismo
intelectual”, utilizan para descalificar lo que evidentemente es
indescalificable…
No se trata
de idolatría, fanatismo, estupidez o ignorancia, se trata de ADMIRACION… es tan difícil de comprender?
¿Quiénes
fueron Bolívar, Lincoln, Mahoma, Buda, Mandela, Zapata, Chávez?… Seres
superdotados, cerebros privilegiados, extraterrestres, dioses?... No, o al
menos no del todo. Fueron mortales, seres humanos más o menos como tú o como
yo.
Siendo así,
¿Cómo se justifica que más de 20 países (incluso detractores) estén de luto por
la muerte de un hombre? Que mujeres, hombres, adolescentes, niños y ancianos de
diferentes creencias religiosas, niveles sociales y culturales en múltiples
rincones del mundo, pero muy en especial en Venezuela, lloran a este hombre con
más intensidad y dolor incluso que ante la muerte de un padre o un hijo? Pues
la admiración intensa que sentimos hacia esa persona. Pero… ¿Por qué?
¿Porqué millones
de personas son capaces de seguir, incluso de dar sus vidas por alguien que a
la final es igual a ellos? Pues precisamente por eso, porque son iguales a
nosotros, porque desean lo que deseamos, sueñan lo que soñamos, quieren lo que
queremos. Aspiraciones básicas como la justicia, la igualdad, la paz, el
alimento, el amor… Estos deseos nada tienen que ver con el nivel cultural,
tendencia religiosa, capacidad física o intelectual. Son necesidades tan
básicas y necesarias como el agua y el oxígeno.
Estos
líderes, dioses, caudillos, o como se les quiera llamar según el ángulo de cada
ser, no son mas que el reflejo de nosotros. Ese yo que queremos ser, pero con
una sola diferencia que es la razón de esa particularidad que nos produce tanta
admiración: EL VALOR.
Si, el valor
para decirlo, para gritarlo, para exigirlo e incluso para imponerlo. Ese valor
que cada uno de nosotros esconde tras la comodidad menos arriesgada del
silencio…
Paradójicamente,
ese sentimiento de admiración que llega a niveles casi de idolatría en muchos,
produce en otros tantos el odio, sustentado por la envidia ante lo que no somos
capaces de hacer en algunos casos y en otros al considerar que no hemos sido
beneficiados o al menos no al nivel que aspiramos.
Pero, por más
que neguemos lo evidente, nuestro cerebro entiende lo que sucede. La diferencia
vuelve a ser el valor de admitirlo, dar cabida a la posibilidad de que
estábamos equivocados o al menos entender las razones del prójimo.
Carlos (el
pibe) Valderrama de la selección de futbol de Colombia dijo: “Viendo esa gran multitud de personas en
Venezuela, me pregunto si Chávez era tan malo como nos lo mostraban aquí los
medios”
Es un claro
caso de un cerebro (no daltónico) que observó una realidad, analizó y concluyó
que lo que le había escuchado o leído al respecto, pues era erróneo o
tergiversado y por lo que expresa, comienza a reevaluar la situación.
Perfectamente lógico, no?
Soy enemigo
de la idolatría, pues esta lleva con facilidad al fanatismo y es fanatismo es
simplemente irracional. Pero admiro a Chávez, admiro su valor cuando le gritó
al mundo que los precios del combustible que afectaba a los ciudadanos del
mundo, no era culpa de los productores, pues los gobiernos ganaban más en los
impuestos a sus súbditos (el triple) que los productores mismos.
Admiro su
valor al visitar a Hussein a pesar de la prohibición (?) del gobierno
norteamericano, sus chistes, su café, sus cantos, su juego de pelota y todas
esas cosas “normales” refrescantes y nuestras que le valieron el apodo de “loco”… irónico, ser normal, ser humano es ser loco…
Acertó,
erró, lucho, gano, perdió, empato pero nunca se rindió.
Rindo honor
a su valor.
Se idolatra
a José Gregorio Hernández, por tan solo ser un médico que cumplía el juramento
de Hipócrates. Se canoniza a Juan Pablo II por pasear por el mundo, a Zapata, a
Bolívar, a María Lionza, al negro Felipe y tantos otros humanos admirados, se
les rinde culto e idolatría como una forma de expresión de su admiración. Los mayas al maíz, los indígenas
amazónicos a los árboles, al viento, al
agua. No todos compartimos esa forma de expresar el amor, pero al menos la
respetamos.
Nace el
culto a Chávez, expresado de mil maneras que no compartimos, que no
comprendemos, pero al menos yo, las respeto. Pero algo es seguro; esa
admiración, ese respeto esa idolatría incluso, no nació de la nada.
Siempre
admiraré a Chávez, no solo por lo que hizo, si no por lo que intentó hacer.
Pero más allá, lo admiro por haber tenido el valor y sobre todo la tenacidad
que yo no tuve para intentar cambiar las cosas. Eso lo puedo ver sin importar
el color que tenga…
Angelino
Santana
07/03/2013
martes, 7 de mayo de 2013
La Sinfonía del ruido
Atenuado por la lluvia y por algunos
minutos, la vegetación logra susurrarnos su presencia en medio de ruidos
aleatorios, disonantes, llenos de altibajos, que a manera de orquesta del caos comienza la interpretación
“in crescendo” de la sinfonía del ruido.
Cornetas y gritos abriéndose paso
a fuerza de volumen, como dando legalidad a sus infracciones reiteradas…
Desde una zapatería, Rene, el de
calle 13, se queja de la sociedad y el sistema. En la calle del frente, Daddy
Yanky invita al perreo…
¡Plaza Sucre! ¡Terminal! Con puestos!
Muévela, muévela! Nos grita casi al oído el copiloto de una de las unidades de
los mensajeros del caos que comienza a apoderarse de la ciudad…
Avanzamos… y avanza el caos… Ahora es
Aventura quien canta a volumen de grito desde las bocinas ubicadas en otro
comercio, en una estrategia que se supone ha de atraernos…(?)
Ropas de colores en cuerpos de
colores… buhoneros, locos, alcohólicos, niños, hombres, mujeres… cada uno
agregando una nota de estrés hecho ruido…
Ya la naturaleza ha quedado muda ante
tanto decibel injustificable. Apenas la brisa, no al oído, al tacto, nos
muestra su presencia silenciosa al acercarnos a una plaza.
Los acordes de una guitarra en manos jóvenes
nos acarician por instantes los tímpanos y el alma… Piiiii!!!! Booooommm!!! Cornetas
y ruido de sirenas… los acordes de la guitarra desaparecen devorados por el
volumen del caos…
Se unen los pitos de los fiscales de tránsito,
solo como ruido, pues nada mejoran, nada corrigen, tan solo son una nota más de
esta infernal sinfonía…
Gandolas, autobuses, ruido, mucho
ruido que suben los decibeles al punto lograr que nuestros oídos se adapten
como única medida de supervivencia ante lo insoportable…
Sube el volumen la ciudad y nos
obliga a subir el nuestro en una escalada interminable.
Huimos a calles alternas y lo único que
cambia son las melodías de las bocinas del comercio. Ahora son vallenatos…
Me cruzo con un amigo y sin darnos
cuenta, no conversamos, gritamos. Los oídos con sensación de estar llenas de
aire… Calor, mucho calor. Tonos graves del motor de la unidad que ha de
transportarnos a casa. Olor a gasolina, sudores… ahora el ruido parece tomar
cuerpo…
Ruidos a manera de violines, de
trombones, contrabajos, infinidad de ellos. De todos colores, olores,
intensidades y tonalidades. Aún lejos de ellos, permanecen a manera de eco en
nuestro cerebro y nada parece calmarlos. Nadie aparte de la lluvia, que de
manera determinante cae ocasionalmente sobre nosotros como diciendo: Shhhhhhhhhhhhh… Silencio que vamos a conversar...
y por instantes, olemos y escuchamos ese hermoso mundo que se esconde detrás de
la sinfonía del ruido…. Solo así, atenuado por la lluvia.
Angelino Santana
07/09/2013
martes, 30 de abril de 2013
ENTE IRREVERENTE
ENTE IRREVERENTE
Alguna vez navegue sin permiso en alma ajena. Sentí en
ese momento que penetraba a través de los ojos de mi victima y aprecie pureza y
belleza. Navegue en un oleaje azul y suave que me sumergió en las profundidades
de un alma hermosa en silencio. Orgasmo él…
no como la palabra graciosa e irreverente que se usa a menudo para
pretenderse liberal. Orgasmo en su pura esencia. Pero no per se, si no por lo que lo que lo acompañaba….
Pensé que mi pensamiento abstracto transformado en
palabras era comprensible y que lo que
emerge de mi alma sin control en ocasiones especiales, aun siendo surrealista,
era –repito- comprensible…
Sin embargo, un día, inspirado en la belleza de la
inteligencia, hable de un negro siendo blanco y termine siendo racista, rompí
con el tiempo y el espacio y termine siendo xenofóbico, hable del pensamiento
ajeno y termine siendo loco…
Entonces… comprendí que lo que pretendo explicar no es
a la final lo que explico. ¿O acaso se lo explique a quien no quiere
entenderlo?
Fiel. Como siempre, a lo que dice mi corazón, decidí
pecar de nuevo.
Esta vez no me convertí en negro, ni en blanco, esta
vez me convertí en pensamiento. Y como tal, libre…
Más allá, me convertí en el pensamiento de quien me
lee…
Dejo la lectura de mis labios,
y ahora un algo lejano piensa por mí, o al menos lo pretende…
Mientras hablo con ustedes,
siento que una bruma me abruma y penetra mi ser. Tengo la alternativa de
guardar silencio…pero eso ofende mi tan presumida seguridad…
Silencio…
¿Seguir? Si lo hago me
atengo a las consecuencias de que alguien pretenda mover palabras en mi boca y
sin mi permiso… (lo mas sano seria no seguir leyendo)
Existe el amor?
Existió –respondo - hasta
que me causo dolor.
¿Quien es culpable de tu dolor?
Todo aquel que no lo
alivia…
El ente acaba de penetrar a
través de mis ojos, entro a mi alma y empezó a ver lo que no debería...
Veo
Belleza. La profundidad es tal que no me atrevo a explicar sus límites…
Hay
algo que no veo y parecía sobrar al entrar… Inteligencia… Busque las razones de su
ausencia y encontré la respuesta al conseguir reinantes la soberbia y el dolor…
¡No
puede ser! Yo vi mucho mas que esto!
Ah… ahí están, encarceladas, victimas de la
opinión ajena… La felicidad, la verdad, la honestidad, la justicia, la humildad,
los sueños…
En
su lugar, vi como dominaban la escena un Juez, un testigo y un jurado que hablaban
al unísono, y decían: ¡CULPABLE! ¿Porque? POR SER TESTIGO DE MI DOLOR respondieron
las paredes de aquella alma obviamente perturbada…
Escale
aquellas entrañas huyendo. Estaban cargadas de un ácido destructor de lo ajeno
y lo propio, busque la luz con el mismo afán de salir del que tuve de entrar… Y
la vi. Vi en la lejanía cada vez mas cercana de la salida, la única oportunidad
de volver a ser libre…
Pero,
ya al borde de la libertad, mire atrás, y vi que al otro lado, muy cerca de
donde huí, una luz, la misma que me impulso, sin segundas intenciones, a
explorar su belleza, pero el camino para alcanzarla era demasiado peligroso aun
para mi…
Salí,
esta vez no como poesía, Salí por sus ojos como un cuerpo extraño, me derrame
sobre su nariz, y vi como sus labios leían lo que leen… y le entregue el mando…
La transición ya
ocurrió… ¿y el final?… el final es solo
un punto y aparte…
Fin?
Angelino
Santana
sábado, 27 de abril de 2013
ENSAYO SOBRE MÍ
ENSAYO SOBRE MÍ
Debo confesar que esto me resulta más
difícil de lo que creí en un principio. Y esto se debe principalmente al hecho
de que no me gusta que mis palabras contradigan mis hechos e incluso palabras
anteriormente dichas.
Es así como, estoy obligado a decir lo
que creo que soy, aun a riesgo de pecar de engreído en algunos casos y de humilde
en otros.
Y es que lo que se cree, se cree y
punto, y decir lo contrario seria un acto de hipocresía. Solo se deja de creer
en lo que se cree, en el momento en que se te convence de lo contrario.
Pero en fin, vayamos de una vez a
este engorroso pero a la vez interesante asunto de autodefinirnos con
honestidad.
Me considero honesto sin llegar a la
santidad. En nuestra sociedad se me pudiese catalogar como una persona “excepcionalmente
honesta”, pero en la realidad solo soy lo que todo el mundo predica como lo que
debe ser, mas en la practica solo pocos practican.
Me considero inteligente, si así
podemos llamar a la capacidad de interpretar el entorno y las personas,
aprender de ellos, retener sus enseñanzas y retransmitirlas, ya sean captadas a
través de un texto, la voz hablada, los medios,
las sensaciones o las experiencias.
Soy sensible al dolor y a las
alegrías ajenas y propias, ya sean estas personas, animales o plantas, aunque a
veces no logro demostrarlo. Creo en la igualdad sin excusas y en la verdad como
la “varita mágica” para la felicidad.
Soy desordenado y descuidado a pesar
de que me gusta el orden y el cuidado.
Amo las herramientas tecnológicas
pues ellas son un mecanismo mucho más eficiente para trasmitir nuestros
sentimientos e ideas sin respetar fronteras ni creencias.
Creo en Dios, pero me debato en
comprender que es exactamente Dios, pues me niego a creer en lo que dice la
iglesia sobre Dios y lo que él quiere o no, pues la iglesia no es ejemplo para
nadie; las cruzadas, la inquisición, el silencio ante el genocidio nazi, ante
el hambre del África la hacen la institución mas criminal de todos los tiempos.
Así pues, no es la iglesia quien ha de forjar mi concepto de Dios, y es así también,
como debo sacar mis propias teorías y conclusiones sobre lo divino y lo
terrenal, hasta lograr que mis creencias convivan en armonía con mi alma.
Confió en la gente, mas estoy
preparado para su traición. Estimo al amigo y su deslealtad no hace dejar de
creer en la lealtad.
Creo en el amor.
Creo en él como algo más que una palabra o un cliché publicitario. Creo en él
como la fuerza más terriblemente poderosa con la que mi cuerpo haya podido
tener jamás contacto. Fuerza esta tan grandiosa que es capaz de levantar una
pirámide en un día como de destruirla en un minuto.
El amor transforma, embellece,
aromatiza, endulza, eleva y construye…
pero también puede transformarse en la fuerza más destructiva si lo manipulamos
inadecuadamente, si trastocamos sus componentes hasta trasformarlo en odio.
Mi imaginación hasta ahora no
pareciera tener límites. Puedo recrear en mi pensamiento en pocos segundos,
desde una sonrisa que esta por aparecer en un rostro ajeno, hasta mirar a los
ojos de una dama y pasearme por el hipotético futuro donde me recreo en su
cuerpo para luego acariciar su barriga llena de genes batallando por el dominio
de las características de una criatura que nos hará reír y llorar. Puedo en
instantes mientras usted da su clase, trasladarle al lugar de los
acontecimientos de su narración, y verlos con detalle hasta el punto de formar
el criterio que generará la respuesta que he de darle, y recordarlo luego como
un hecho sucedido ante mí. He sido, juez, ministro, alcalde, presidente, he
transformado las instituciones, he hecho justicia, he gobernado como deseo que
gobierne un gobernante, y todo esto ha sido sencillamente gratificante… Solo
lamento que “por ahora” solo sea en mi imaginación…
Soy tenaz y terco cuando me propongo
algo, y puedo incluso a ser radical e intolerante. Soy volátil e impulsivo
cuando me siento agredido injustamente. No tolero ni el machismo ni el
feminismo, pues considero que ambos son muestras de discriminación, y la
injusticia me parece la más aberrante actitud humana.
Me quita el sueño la idea de
transformar las cosas, de arreglarlas y creo firmemente en que llego la hora de
de darle vacaciones a los políticos y de que el ciudadano común asuma realmente
el poder de recuperar la sociedad que nos han arrebatado, liberados de las
estructuras partidistas que obligan a la ineficiencia, a la corrupción, al
desorden y a la anarquía. En otras palabras, creo en un hombre libre para forjar
su destino y el de su entorno con verdadera justicia e igualdad.
Esta forma de ser me ha hecho
cometer muchas “locuras” que han terminado siendo gratificantes triunfos o
amargas decepciones. Nunca he dudado en disculparme al percatarme de algún
error cometido, pero me esfuerzo intensamente en no cometerlos.
Adoro a mis hijos y los considero
los verdaderos dueños de la mitad de mi corazón, pues la otra mitad aún
pertenece a una dama hasta que le sea arrebatado.
Me han sucedido las cosas mas insólitas que le puede suceder a un ser
humano, casi pudiera decir que esas
cosas solo le pasan: “el pato Lucas y a
mi…”, sin embargo, y a pesar de lo terriblemente dolorosas que han sido en
muchas ocasiones, han sido la escuela que me ha preparado para la vida.
Me considero “solucionador de problemas” pues para todo tengo al menos
una propuesta, aunque cuando se trata de los míos, la cosa no me resulta tan
fácil.
Soy un comunicador, y estudio para tener el papel que así lo valida
ante la sociedad. Siempre he abogado por mí y por quienes me rodean cuando
tienen la razón, y por ello pudiese igualmente optar por otro papel que así lo
certifique.
A veces soy sabio, a veces poeta a veces loco, a veces dulce como la
amabilidad, a veces tan amargo como pudiese resultar una verdad.
No quiero fortunas para comprar felicidad, solo quiero dinero para
embellecer y asegurar su permanencia.
Me gusta la vida y me gusta vivir, pero no le temo a la muerte. No callo
ante lo que me parece injusto, pues el silencio ante la injusticia puede llegar
a ser una muerte en vida. Si he de morir por mis palabras algún día, pues que así
sea, pues prefiero Morir viviendo a vivir muriendo.
Cuando pienso en mi, pienso en todas estas cosas intangibles como la
felicidad, el amor, el odio, la verdad, la mentira, y no consigo otra forma de
describirme que no sea esta, dejando para ustedes la decisión independiente y
particular de establecer cuales pudiesen ser mis virtudes y cuales mis
defectos, pues a la final todo resultará relativo.
Angelino Santana
Los errores merecen una poesía
Los errores merecen una poesía
El nombre parece pretender un asunto
universal, pero no lo es. Es intensa y particularmente personal.
Pero, ¿no es lo personal el punto de
partida de lo universal? Platon, Shakespeare, Borjas, Neruda, Coelho, Zarraga o
Nietzsche acaso no hicieron universales sus particularidades para descubrir lo
común de sus originalidades?
Siendo así, cada vez que tocamos
nuestras particularidades, tocamos un mundo de espejos que reflejan la
similitud de repetidas originalidades, haciéndolas de este modo, universales. O
mejor dicho, mostrándolas en esencia como asuntos propios del universo y no
exclusividad.
Reacio a lo cercano, comprometido con
la independencia y sobre todo la libertad, negado a toda agresión espiritual,
por considerar esta su única debilidad física… Entregado a sobrevivir con el
aliento de la sangre descendente, amando un recuerdo con tal intensidad que el
presente parecía irreal y carente de credulidad…
Así, así llega a mi vida, suavecito…
tal como la canción de Arjona. Sin duda escrita para mi, aun sin saberlo…
Perfecta espiritualmente. Al punto de
hacerme ignorar su imperfección física… Honesta, limpia, transparente, suave,
ardiente y llena de conversaciones para las cuales la noche se hacia corta.
¿Como no amarla? ¿Cómo si respiraba
amor? ¿Cómo si saboreaba mis defectos? ¿Cómo si dormir a su lado era el mayor
de los placeres, oler su piel era como afrodisiaco y hacerle el amor era
hacerme el amor?...
Imposible… y fue así como transferí
mi amor inconcluso con valor agregado, a esa dama que ocupaba cada segundo de
mis días, al punto de descuidar cualquier otra cosa que no fuese su amor mismo.
Escribir todo lo que sucedió después
era mi intención, pero, al leer lo que causó, me parece cruel destruirlo. Aun
siendo total y absolutamente merecido. Aun siendo un atentado de su parte
contra lo que creó irresponsablemente, sabiendo su incapacidad para sostener
cualquier cosa hermosa entre sus dedos. Tenacidad sin límites para destruir con
tanta cizaña, con tanta reiteración, crueldad y cinismo lo que creó con tanta
suavidad…
Creó un campo de minas, envenenó el
agua de la fuente de nuestro futuro, causó heridas tan profundas y tan marcadas,
cuyas cicatrices duelen y son inmunes a cualquier cirugía…
Pero no bastó. Infecto el pasado, el
presente y el futuro del peor de los veneno que pueda respirar cualquier
humano… La mentira.
Universal como el engaño, cruel como
la traición y particular como el dolor…
Así termina esta historia a partir
del dolor, con el único consuelo posible que evita enlodar su belleza inicial: “Olvidar
lo que no queremos recordar y recordar lo inolvidable…”
Para quien atrapó mi amor, solo para desquitarse de la vida…
11-11-2012
11:11 pm
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