viernes, 17 de mayo de 2013


¿Cultura ecológica?
Angelino Santana
            No hay ente, gobierno, empresa ni individuo que no hable en algún momento de su vida sobre la cultura ecológica que debe prevalecer. Más aún, si para el momento se encuentra un micrófono o una cámara delante de sí…
            El hecho es que tal cultura no existe. El tema ambiental nos parece “aburrido”… y solo lo aplicamos como tarea escolar, discurso del día del ambiente o cuando la pestilencia de la basura nos asfixia, el químico derramado nos enferma o el rio que nos daba agua se seca…
            No, tal cultura no existe más que en unos pocos solitarios que ven más allá de sus narices. La cultura ecológica apenas debe nacer, para luego crecer y madurar justo cuando estemos al borde del colapso.
            Solo así, viendo el daño, palpable, tangible, peligroso, ineludible.
            Y es que ese es el problema. La contaminación no se ve, al menos no a corta distancia. Es un enemigo invisible y lo que no se ve no se teme. Ojos que no ven, corazón que no siente. Hacemos “cultura ecológica” al sembrar un árbol, pero arrojamos basura, talamos, quemamos y envenenamos el agua. Hacemos a los ojos de la galería “ecología” más ciertamente no somos lo que pretendemos.
            La prevención… mil veces sugerida, legalizada, promocionada, pero al igual no la practicamos. ¿La razón? La misma: ¿Prevenir qué? ¿Lo que no vemos? ¿El futuro?.. No, no estamos educados para eso. Lo nuestro es la inmediatez, el hoy y para mañana lo único que parece importar es el capital acumulado. Nada que ver con el entorno, el aire, el agua, la belleza o el amor. Después de todo, con dinero podremos comprar todo eso… ¿Pero es así? Obviamente no, pero no importa, eso es el futuro y yo tal vez ya no estaré allí…
            Panorama muy pesimista el planteado sin duda, pero no menos cierto.
            ¿Quién podría dar vida a esa criatura no nacida llamada cultura ecologista? Pues el lápiz. Solo el lápiz, en la mano adecuada, orientada en la dirección correcta, con los argumentos, creatividad, ingenio y la capacidad de hacer visible lo invisible.  Ese lápiz en las manos del periodista, del comunicador social, del artista, del creador, del publicista, creando tragedia ante la muerte de un árbol, demandando ante la contaminación del agua, desenmascarando al político, al empresario, al individuo que atenta contra la vida.
            Solo ese dueño del lápiz, transformando la página de sucesos en descripción de muerte, pero no la del humano contra humano, del humano contra la humanidad. Contra el ambiente.
            Solo el lápiz, solo él puede escribir una historia, de un planeta en donde exista “Cultura Ecológica” donde la vida no sea el presente sino el futuro.
15/05/2013

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