DALTONISMO
INTELECTUAL...
Nuestro
maravilloso cerebro tiene la capacidad de ver más allá de lo que se muestra
ante nuestros ojos.
Así mismo,
podemos captar mensajes de voz, cuyo significado es diametralmente opuesto a su
contenido literal. Es el caso de la mentira, el cinismo, la hipocresía, la
incredulidad, la duda...
En otros
casos, lo que está ante nuestros ojos, lo que llega hasta nuestros oídos, es
tan claro que no deja posibilidad a la duda o a significados ocultos.
Hago esta
observación tratando de comprender que ocurre en el cerebro de las personas,
que aun viendo, por ejemplo, el color rojo intenso de la sangre, sintiendo el
calor que emana y el sonido de su recorrido cual rio en lecho empedrado, aseguran con intensidad e incluso furia, que
aquello no es sangre, que además es gris, frio, rígido... Sin duda debe ser una
intensa lucha intelectual entre lo que es obvio y lo que se quiere creer, aun
sin ningún asidero comprensible. Una especie de "Daltonismo intelectual"...
Todo el
fenómeno Chávez, ha sido sorprendente no solo a nivel nacional si no que ha
llegado a los rincones del planeta jamás soñados. Pero no me refiero solo a lo
que hizo en vida, me refiero además al fenómeno “post mortem”.
No hace
falta que describa lo que sucede en el país, no es necesario que narre las
lágrimas, los gritos de dolor, las promesas de cumplir sus sueños, no es
necesario decir que 8 millones de personas llorando son muchos litros de dolor…
Idolatría,
fanatismo, estupidez, ignorancia… esos son los adjetivos que estas personas, al
parecer infectadas con lo que se me ha ocurrido denominar “Daltonismo
intelectual”, utilizan para descalificar lo que evidentemente es
indescalificable…
No se trata
de idolatría, fanatismo, estupidez o ignorancia, se trata de ADMIRACION… es tan difícil de comprender?
¿Quiénes
fueron Bolívar, Lincoln, Mahoma, Buda, Mandela, Zapata, Chávez?… Seres
superdotados, cerebros privilegiados, extraterrestres, dioses?... No, o al
menos no del todo. Fueron mortales, seres humanos más o menos como tú o como
yo.
Siendo así,
¿Cómo se justifica que más de 20 países (incluso detractores) estén de luto por
la muerte de un hombre? Que mujeres, hombres, adolescentes, niños y ancianos de
diferentes creencias religiosas, niveles sociales y culturales en múltiples
rincones del mundo, pero muy en especial en Venezuela, lloran a este hombre con
más intensidad y dolor incluso que ante la muerte de un padre o un hijo? Pues
la admiración intensa que sentimos hacia esa persona. Pero… ¿Por qué?
¿Porqué millones
de personas son capaces de seguir, incluso de dar sus vidas por alguien que a
la final es igual a ellos? Pues precisamente por eso, porque son iguales a
nosotros, porque desean lo que deseamos, sueñan lo que soñamos, quieren lo que
queremos. Aspiraciones básicas como la justicia, la igualdad, la paz, el
alimento, el amor… Estos deseos nada tienen que ver con el nivel cultural,
tendencia religiosa, capacidad física o intelectual. Son necesidades tan
básicas y necesarias como el agua y el oxígeno.
Estos
líderes, dioses, caudillos, o como se les quiera llamar según el ángulo de cada
ser, no son mas que el reflejo de nosotros. Ese yo que queremos ser, pero con
una sola diferencia que es la razón de esa particularidad que nos produce tanta
admiración: EL VALOR.
Si, el valor
para decirlo, para gritarlo, para exigirlo e incluso para imponerlo. Ese valor
que cada uno de nosotros esconde tras la comodidad menos arriesgada del
silencio…
Paradójicamente,
ese sentimiento de admiración que llega a niveles casi de idolatría en muchos,
produce en otros tantos el odio, sustentado por la envidia ante lo que no somos
capaces de hacer en algunos casos y en otros al considerar que no hemos sido
beneficiados o al menos no al nivel que aspiramos.
Pero, por más
que neguemos lo evidente, nuestro cerebro entiende lo que sucede. La diferencia
vuelve a ser el valor de admitirlo, dar cabida a la posibilidad de que
estábamos equivocados o al menos entender las razones del prójimo.
Carlos (el
pibe) Valderrama de la selección de futbol de Colombia dijo: “Viendo esa gran multitud de personas en
Venezuela, me pregunto si Chávez era tan malo como nos lo mostraban aquí los
medios”
Es un claro
caso de un cerebro (no daltónico) que observó una realidad, analizó y concluyó
que lo que le había escuchado o leído al respecto, pues era erróneo o
tergiversado y por lo que expresa, comienza a reevaluar la situación.
Perfectamente lógico, no?
Soy enemigo
de la idolatría, pues esta lleva con facilidad al fanatismo y es fanatismo es
simplemente irracional. Pero admiro a Chávez, admiro su valor cuando le gritó
al mundo que los precios del combustible que afectaba a los ciudadanos del
mundo, no era culpa de los productores, pues los gobiernos ganaban más en los
impuestos a sus súbditos (el triple) que los productores mismos.
Admiro su
valor al visitar a Hussein a pesar de la prohibición (?) del gobierno
norteamericano, sus chistes, su café, sus cantos, su juego de pelota y todas
esas cosas “normales” refrescantes y nuestras que le valieron el apodo de “loco”… irónico, ser normal, ser humano es ser loco…
Acertó,
erró, lucho, gano, perdió, empato pero nunca se rindió.
Rindo honor
a su valor.
Se idolatra
a José Gregorio Hernández, por tan solo ser un médico que cumplía el juramento
de Hipócrates. Se canoniza a Juan Pablo II por pasear por el mundo, a Zapata, a
Bolívar, a María Lionza, al negro Felipe y tantos otros humanos admirados, se
les rinde culto e idolatría como una forma de expresión de su admiración. Los mayas al maíz, los indígenas
amazónicos a los árboles, al viento, al
agua. No todos compartimos esa forma de expresar el amor, pero al menos la
respetamos.
Nace el
culto a Chávez, expresado de mil maneras que no compartimos, que no
comprendemos, pero al menos yo, las respeto. Pero algo es seguro; esa
admiración, ese respeto esa idolatría incluso, no nació de la nada.
Siempre
admiraré a Chávez, no solo por lo que hizo, si no por lo que intentó hacer.
Pero más allá, lo admiro por haber tenido el valor y sobre todo la tenacidad
que yo no tuve para intentar cambiar las cosas. Eso lo puedo ver sin importar
el color que tenga…
Angelino
Santana
07/03/2013
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